Mejores prácticas para gestionar la nube híbrida

Descubre cuáles son los desafíos más importantes y las mejores prácticas para la computación en la nube híbrida.


En el entorno empresarial actual, en muchos casos sumergidos en una crisis sin precedentes, quedó en evidencia que la inversión en TI es uno de los caminos hacia la salida. Sobre todo si se trata de inversión en infraestructura en la nube, ya que facilita la gestión de la nueva normalidad que forjó el COVID-19.

La computación en la nube ofrece a los líderes de TI y a sus organizaciones acceso a demanda del software y los servicios que necesiten para hacer funcionar correctamente su negocio, a la vez que ofrecen al departamento de TI un conjunto de recursos compartidos y configurables en las distintas capas: plataforma, infraestructura y aplicaciones.

Si bien existen muchos beneficios derivados de la utilización de la computación en la nube tanto con nubes públicas como privadas, también hay que afrontar algunos retos en este ámbito, especialmente cuando se trata de entornos híbridos. Abordarlos con éxito dependerá de la capacidad para aplicar las mejores prácticas que ayudan a garantizar su seguridad y eficiencia.

 

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Los restos de la nube híbrida

Entre los desafíos más relevantes que plantea la computación en la nube en un contexto híbrido, cabe destacar tres:

 

  1. Modernización del diseño de red: el objetivo es asegurar que la integración entre aplicaciones y datos locales y entre servicios privados y públicos en la nube, culmine con éxito. La construcción de una red híbrida en la nube requiere un plan estratégico que debe definirse antes de dar comienzo a la iniciativa, incluso de forma previa a la selección de proveedor cloud.

  2. Gestión del tráfico encriptado: servicios de alta granularidad, escalabilidad horizontal o el soporte adecuado para los protocolos de cifrado más recientes son algunos de los requisitos exigibles a las soluciones de redes de aplicaciones en este entorno. La clave para superar este reto es alcanzar un nivel de comprensión suficiente de los tipos de amenazas de seguridad.

  3. Planificación de la capacidad: este reto está directamente relacionado con el control de costes. Porque, por una parte, aunque la computación en la nube sigue siendo una alternativa muy rentable, lo cierto es que el uso intensivo de una nube pública puede aumentar el nivel de inversión necesario. Y, por otra, la creación de una nube privada supone un esfuerzo importante, dados los entornos físicos de hardware necesarios. Minimizar la inversión en equilibradores de carga de hardware donde hay alternativas de software disponibles es el modo más eficaz de controlar el gasto.

 

 

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Mejores prácticas para la computación en la nube híbrida

Además de las soluciones propuestas para gestionar cada uno de los principales retos de la computación en la nube híbrida, ante un proyecto cloud siempre es recomendable tener en cuenta las siguientes mejores prácticas:


  1. Probar diferentes servicios para encontrar los que funcionan mejor. La agilidad es la clave que hace posible minimizar los costes y beneficiarse de un impulso al rendimiento. Recurriendo a distintos proveedores, se pueden aprovechar todas las oportunidades. El cloud computing híbrido es una opción a tener en cuenta por su flexibilidad y escalabilidad. Si bien exige contar con una estrategia que garantice que las decisiones se adaptan a los requisitos organizativos y requiere herramientas de automatización y capacidades de gestión, al combinar nubes públicas y privadas termina permitiendo construir un sistema eficiente y de alta rentabilidad.

  2. Automatizar los servicios de extremo a extremo. Esta práctica hace posible ganar en eficiencia y capacidad de respuesta, al tiempo que se aumenta la elasticidad del sistema y su agilidad. No sólo hay que poner el foco en optimizar los recursos y las provisiones de computación sobre la marcha, sino también en adaptar las cargas de trabajo a las circunstancias de forma dinámica.

  3. Utilizar tecnología que proporcione portabilidad de datos y aplicaciones entre nubes. Es la mejor garantía para el trabajo con diferentes entornos, ubicaciones variadas de las aplicaciones en ejecución y distintos proveedores. Además, se trata de la única forma posible de enfrentarse a una arquitectura compuesta por infraestructuras independientes si se quieren evitar problemas de rendimiento e interrupciones.

 

 

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Este año trajo muchas cosas que nunca imaginamos que sucederían, aceleró la transformación digital incluyendo a generaciones que pensábamos que nunca adoptarían ciertas tecnologías. Los hábitos de consumo, de trabajo e incluso de vida se vieron interpelados por la tecnología y lo digital. Esto llevó a las empresas invertir en tecnología y sobre todo en infraestructura, para poder seguir prestando un servicio acorde a las necesidades del momento.

La computación en la nube fue una de las tendencias que se fue haciendo más fuerte a medida que transcurría el año. Sin embargo, como todo proyecto de TI, tiene sus desafíos y sus puntos a tener en cuenta de acuerdo a lo abordado anteriormente. 

 

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