En la transformación digital a la que se vieron casi que obligadas la mayoría de las organizaciones por el contexto mundial actual, los datos juegan un papel clave. De hecho, la revolución tecnológica que conlleva la era Data 4.0 persigue una adaptación a la nueva forma de hacer negocios que, tanto a nivel tecnológico como cultural, plantea grandes oportunidades y también algunos desafíos.
Como activo estratégico de la organización, los datos juegan un papel esencial dentro de este esfuerzo de transformación digital masivo, ya el año pasado “el presupuesto de las empresas en España contemplaba 4.200 millones para innovación tecnológica durante el 2021”, según La Vanguardia.
Clientes: el corazón de la transformación digital
Lejos de ofrecer una visión parcial del cliente, al lanzar procesos de transformación digital deben estar orientados a una visión más completa del mismo. No se trata tanto de enriquecer la información desde un punto de vista tradicional, sino de ampliar la visión aplicando una perspectiva sociológica.
El objetivo último es conocer sus necesidades de forma personalizada, trascendiendo los típicos segmentos para así dar respuestas adecuadas a la realidad de cada uno de ellos. En este punto, la gestión de datos precisa de estrategias que tengan como diana una visión orientada a las personas, dejando en un segundo plano el producto.
La importancia de una transformación global
Dentro de este enfoque, una óptima gestión de los datos precisa de una integración de la información buscando un equilibrio entre el ámbito interno y externo de la organización. La clave para que las acciones tácticas sean exitosas depende en gran medida de su implementación desde una visión global.
Ya sea llevando a cabo actuaciones puntuales o progresivas, que comiencen con pequeños proyectos con vistas a su ampliación, las decisiones tecnológicas deben estar alineadas con una estrategia de TI definida. A su vez, por último, ésta se enmarcará en un gobierno de datos acorde con la política de la empresa, dentro de una fuerte orientación al cliente.
Por otra parte, la evaluación de la madurez digital es otro de los grandes retos a la hora de llevar a cabo esta transformación cualitativa, ya que solo así podemos alinear las medidas al nivel identificado. Y será más fácil establecer una hoja de ruta en nuestro avance hacia el modelo objetivo.
Más que buscar una experiencia multicanal u omnicanal, lo realmente importante es llevar a cabo de forma efectiva esa transformación necesaria para cambiar el modelo de negocio aprovechando las ventajas que nos ofrece la tecnología.
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Una sólida gestión de datos, factor decisivo
En este aspecto, alinear los objetivos organizacionales con las capacidades tecnológicas es el gran desafío. Fundamentalmente, será esencial adaptar convenientemente los procesos, así como garantizar la calidad de los datos, su integración, adaptación al ecosistema digital, seguridad y uso estratégico.
No en vano, en esta era digital poder traducir los datos en valor de negocio constituye una de las principales ventajas competitivas. Habida cuenta de que nos encontramos en la "Edad del cliente", una sólida gestión de datos en este mundo digital en constante evolución es un indudable factor de éxito.
La transformación digital es un proceso que requiere un gran esfuerzo e involucramiento de toda la compañía pero las ventajas que supone superarlo bien merecen la pena. Además, en un escenario post-pandemia con clientes, usuarios y proveedores acostumbrados a una dinámica casi 100% digital, esta transformación del negocio es un requisito para aquellos que quieran superar la crisis y prepararse para un mundo muy distinto al que conocíamos antes del 2020.
¿Y cómo gestiona los datos en el mundo digital?