La gestión de redes de datos es un concepto amplio, que abarca su administración desde un enfoque completo. Dentro de ella se engloban políticas y procedimientos que intervienen en su planteamiento y configuración, así como el control y monitoreo para evitar fallas y reforzar la seguridad, y de esta forma asegurar la calidad de los servicios esperados.
¿Qué es la gestión de redes?
La gestión de redes es el conjunto de actividades orientadas a mantener una red eficiente, que tenga una alta disponibilidad. Una buena gestión de redes de datos es un gran aliado para el buen funcionamiento de la empresa.
A mayor tamaño y complejidad de la red, más necesario será contar con un sistema de administración adaptado a las necesidades necesidades de cada empresa, en el que se incluyan todos los aspectos relacionados con un adecuado funcionamiento. Solo así será posible prevenir y detectar problemas, incluyendo aspectos de seguridad, con la mayor anticipación posible, buscando minimizar errores.
Estándares y protocolos, un aspecto clave
Una buena gestión de redes de datos requiere, fundamentalmente, un modelo con tareas bien definidas sujetas a estándares y protocolos para facilitar tanto su implementación como actualización.
En este sentido, cobran importancia los sistemas de gestión de redes de datos, al tiempo que se suele centralizar la gestión para vigilar el funcionamiento de la red o redes de la empresa. Actualmente existe un panorama diverso, ya que la gestión de red hoy ha evolucionado hacia los sistemas heterogéneos.
Si en sus inicios la gestión de red se basó sobre todo en la monitorización del tráfico de red, la detección de errores y el establecimiento de la calidad de servicio (QoS), en la actualidad se disponen de sistemas heterogéneos, lo que ha supuesto la proliferación de diferentes sistemas de gestión de red.
Una diversidad que viene acompañada de protocolos y estándares. Su aplicación, por lo tanto, busca ese control eficaz de la red para que ésta pueda responder en todo momento. En este contexto, existen distintos protocolos de gestión de red, algunos de ellos modelos estándar, como el SNMP o el CMIP:
- Protocolo simple de administración de red (SNMP): es un protocolo de capa de aplicación que permite que los dispositivos de red intercambien información con fines de monitoreo y administración.
- Protocolo de mensajes de control de Internet (ICMP): es un protocolo de capa de red que se utiliza principalmente con fines de diagnóstico e informes de errores.
La necesidad de una buena gestión
Cada vez es más difícil llevar a cabo una adecuada gestión, capaz de dar acceso a los servicios que proporcionan las redes de datos de forma eficiente, pues estos también crecen en número y complejidad.
Se trata de un reto que aumenta su dificultad conforme ganan en complejidad los sistemas de redes y, junto con ello, lógicamente se disparan las expectativas de funcionamiento. Afortunadamente, también la gestión de red ha ido evolucionando de forma paralela, a medida que han ido aumentando los diferentes servicios.
Los beneficios de una buena gestión incluyen:
- Visibilidad de la red: para el monitoreo centralizado y la visibilidad del rendimiento de sus redes y entornos de nube híbrida.
- Detección y prevención de tiempos de inactividad no planificados: para detectar posibles interrupciones y establecer políticas que redirigen el tráfico y los recursos.
- Optimización del rendimiento: para tomar decisiones informadas que resulten en una mayor eficiencia, rentabilidad, disponibilidad y seguridad de la red. De esta forma, se contribuye a una mejor experiencia del usuario debido a un menor tiempo de respuesta y una mejor disponibilidad.
Más del 60% de todos los datos corporativos se encuentran almacenados en la nube.
Fuente: G2
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El creciente desarrollo de servicios ha marcado la necesidad de gestionarlos convenientemente para que los usuarios puedan satisfacer sus necesidades sin interrupciones. A tal efecto, se precisan soluciones avanzadas, que monitoreen y automaticen procesos, así como buenas prácticas que ayuden a mejorar las capacidades necesarias en la entrega de servicios.
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