En la medida en que las empresas se enfocan en generar experiencias diferenciales para sus clientes, los modelos de negocios están experimentando profundas transformaciones. La inteligencia artificial (IA), el big data, la analítica predictiva, prescriptiva y aumentada y otras tecnologías emergentes (como los sistemas cognitivos) habilitan a generar cambios disruptivos y a innovar, ya no solamente a nivel de los servicios y productos, sino directamente en los modos en que se estructura y planifica la actividad de las compañías.
De todas formas, no hay que confundirse: lo que está en la base de esta revolución no son las tecnologías en sí mismas, sino los datos. Y lo que realmente hace la diferencia es la capacidad de poder convertir los datos en inteligencia –esto es, en información valiosa para la toma de decisiones-.
Al ser la materia prima con la que trabajan los algoritmos de inteligencia artificial, los datos son un activo esencial para las empresas en la actualidad. Pero para que aporten valor hay que encarar un proceso de optimización de datos, que implica poder almacenarlos, depurarlos y transformarlos de modo tal de pasar de los grandes datos (big data) a los datos inteligentes que aportan valor real (smart data). Esto es clave, ya que la calidad (data quality) y el modo en que se procesen los datos definirá la capacidad de las empresas para aprovechar el potencial de las tecnologías disruptivas, tanto a nivel de la innovación como de las mejoras operativas. Adoptar y administrar con éxito los datos en todas sus formas es un requisito previo esencial.
Según Forrester Research, las organizaciones realmente impulsadas por el conocimiento están creciendo a un promedio de más del 30% anual. Estas organizaciones data driven dominan sus sectores y crean nuevos mercados mediante la generación de ideas accionables a través de la recopilación de datos y el análisis. En efecto: una organización data driven pone los datos y los desarrollos de analytics al frente y en el centro de su estrategia de negocio.
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Un estudio reveló recientemente que el avance hacia estos objetivos viene más lento de lo esperable, y que incluso las corporaciones líderes parecen estar fallando en sus esfuerzos por convertirse en empresas basadas en datos. Esta encuesta encontró que aún cuando el 92% está acelerando sus inversiones en big data, analytics e inteligencia artificial, el porcentaje de empresas que se identifican a sí mismas como basadas en datos es de apenas 31%.
Otro dato interesante surgido de esta investigación es que los principales obstáculos no parecen ser los tecnológicos (ya que solo el 7,5% mencionó a la tecnología como el desafío central), sino el cultural: el 93% de los encuestados identificó a las personas y los procesos como los principales obstáculos para convertirse en una organización data-driven.
Ante tal panorama, ¿cómo hacer que los datos sean realmente de valor para el negocio?
A medida que la era digital siga avanzando, la necesidad de las organizaciones de orientar sus operaciones y decisiones a partir de los datos, se irá tornando cada vez más imperiosa. En tal sentido, invertir solamente en tecnología es insuficiente. Como vimos, el proceso de transformarse en una organización data-driven con capacidad para convertir los datos en inteligencia para la toma de decisiones es todo un desafío y debe abordarse con profundidad y de manera estratégica.
En tu empresa, ¿ están tomando el control del cambio cultural para ser una verdadera compañía data-driven? Entonces este e-book es para ti: