La personalización misma de un diseño SOA es una de las claves del rendimiento obtenido, puesto que se trata de una herramienta estratégica que persigue un fin adaptado a las necesidades de la empresa, partiendo de los procesos de negocio y de la tecnología existente en la organización.
El retorno de inversión de una arquitectura orientada a servicios, por lo tanto, está relacionado con esa misma respuesta a las carencias sufridas por las organizaciones que precisan implementarlos. Su diseño, en suma, tendrá en cuenta cómo necesitan que se realicen los servicios en sus diferentes áreas para adaptar el proyecto SOA de forma departamental y también transversal, con el fin de lograr que la información resulte accesible, así como para dar un mejor servicio tanto a nivel externo como interno.
Por otra parte, al tratarse de un paradigma y no de un producto, -aunque existen algunos que, como los Data Services, ayudan a manejar SOA-, resulta difícil contabilizar la ganancia obtenida gracias a su implementación. Sin embargo, ese aspecto más bien abstracto que caracteriza a un SOA encuentra distintos modos de valoración:
De forma general, puede afirmarse que una arquitectura SOA eficaz resultará más o menos valiosa para la actividad empresarial en función del número y naturaleza de los servicios implementados. Entre otros aspectos, también influirá la formación y la voluntad de aplicación que demuestren los recursos humanos y, por supuesto, también la dirección.
Son muchos los factores que, por lo tanto, intervienen en el diseño, implementación y resultado práctico de un proyecto SOA, que será distinto para cada empresa, si bien en todos los casos su fin último será ayudar a generar un valor agregado en los puntos clave que requieran soluciones.
De este modo, la arquitectura orientada a servicios se sirve de un diseño por capas:
Puesto que las capas involucran a todos los niveles de la empresa, ya que los servicios se van distribuyendo hacia las áreas que los necesitan, éstos han de contar con aspectos esenciales para una buena estrategia SOA, como la calidad de los datos y la gobernabilidad, ambas capas verticales que alcanzan a las horizontales.
Además de las capas horizontales, la calidad y la gobernabilidad actúan como capas verticales que influyen en las horizontales, pues tanto en la capa de servicios, en la del consumidor o en la de la infraestructura, pongamos por caso, debe haber calidad y/o permitir la gobernabilidad. No en vano, ello repercute también a la hora de tomar decisiones estratégicas, lográndose una sinergia que facilita crear valor en los negocios.
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