En la economía actual, dominada por la información, los datos no son solo un recurso; son un activo estratégico crucial que puede definir el éxito o el fracaso de una organización. Manejar eficazmente la migración de datos es esencial para asegurar su calidad y, por ende, minimizar riesgos asociados a la transferencia de información crítica entre sistemas.
Puesto que la migración suele ser parte de un proyecto más amplio, tiende a considerarse un aspecto secundario, quedando reducido a la simple selección de herramientas y su configuración. Habitualmente, por lo tanto, se cae en el error de no comprobar si los datos que van a moverse al nuevo sistema realmente son idóneos.
De este modo, una buena planificación es necesaria. Desde un inicio debe dársele la importancia debida al proceso de migración, valorándose las posibles dificultades y tomando decisiones al respecto. Solo así evitaremos el fracaso del proyecto o, en el mejor de los casos, problemas que podrían haberse evitado fácilmente, así como los correspondientes gastos de tiempo, dinero y esfuerzo.
Por ejemplo, las inexactitudes, incógnitas, redundancias y duplicación de datos pueden aparecer por el simple hecho de realizar la migración. Y es que la adecuación de los datos a un sistema de origen no garantiza que también vayan a encajar en cuanto a estructura y contenido en el sistema de destino.
Igualmente, pongamos por caso, las transferencias de datos a una aplicación más sofisticada pueden agravar los problemas de calidad de datos. Así las cosas, es clave tener un conocimiento suficiente de la fuente y el destino, según los parámetros establecidos dentro de una clara estrategia de datos corporativos.
Éstas son otras recomendaciones técnicas importantes para optimizar nuestros recursos en el logro de una migración exitosa:
1) Realizar un perfilamiento y auditoría de calidad de datos: Antes de iniciar la migración, es crucial realizar un perfilamiento de datos y una auditoría de calidad para identificar y anticiparse a problemas potenciales.
2) Corrección de datos en el sistema de origen: Es recomendable limpiar los datos en el sistema de origen antes de la migración. Esto incluye corregir inexactitudes, redundancias y duplicaciones para evitar complicaciones en el sistema de destino.
3) Democratizar el acceso y mejorar el control: Utilizar software moderno que permita establecer reglas claras y comprensibles para los usuarios del negocio, más allá del departamento de TI. Los paneles de control integrados pueden ayudar a monitorear el progreso de la migración y las iniciativas de calidad de datos.
4) Adoptar un estilo de migración adaptado a las necesidades: Evaluar los riesgos de migraciones tipo "big bang" que pueden comprometer la operatividad del sistema debido a su enfoque de todo o nada. Las migraciones en fases o incrementales pueden añadir complejidad al diseño pero ofrecen mayor flexibilidad y control sobre el proceso.
5) Mantenimiento post-migración: Una migración exitosa es solo el comienzo. El mantenimiento constante es necesario para evitar la degradación de los datos migrados y para maximizar el valor obtenido de la información. La revisión periódica y la actualización de los datos son esenciales para mantener su relevancia y utilidad en un entorno empresarial dinámico.
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