La arquitectura orientada a servicios busca participar activamente en la transformación del negocio pero requiere de motivación. Una de las causas que impulsen el cambio ha de ser la necesidad de aumentar la flexibilidad para mejorar la capacidad de respuesta. De entre todos los drivers de la arquitectura orientada a servicios (SOA) quizás éste sea el denominador común a organizaciones de diversa índole, de sectores diferentes, ya que en todos los casos el dinamismo de los mercados impone a las empresas la necesidad de adaptarse a sus exigencias.
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SOA, la arquitectura orientada a servicios permite alcanzar metas que no podían siquiera plantearse con anterioridad a su aparición, haciendo posible que las compañías experimenten una nueva realidad donde se logran objetivos como:
Optimización de los procesos: permitiendo la máxima actualización aplicable al diseño de los mismos.
Capacidad de disfrutar de servicios compartidos a costes reducidos: evitando la aparición de problemas relativos a la calidad de los datos, como duplicidades o inconsistencias.
Estandarización: aplicable a diferentes áreas de negocio y ampliable a distintos componentes de proceso.
La flexibilidad es la clave de la aportación de SOA a la empresa pero, para llegar al nivel deseable hay que evitar cometer fallos en el camino, teniendo en cuenta que, en la mayoría de ocasiones, los errores provienen del planteamiento inicial, propagándose desde el punto de partida hasta impactar en los resultados de forma negativa. Para evitarlos, es imprescindible conocer el camino hacia el éxito, una ruta que facilitará la toma de las mejores decisiones en lo relativo a la arquitectura orientada a servicios.
La adopción de SOA y la transición hacia un entorno de estas características requiere de planificación. Entre las áreas que han de ser objeto de planning se encuentran:
Infraestructura de la arquitectura orientada a servicios: su ámbito abarca tanto los estándares a cumplir , como la plataforma tecnológica de soporte.
Cuestiones arquitectónicas: deben siempre garantizar la alineación entre necesidades y metas, sin perder de vista las restricciones que aplican a los medios para alcanzarlas.
Organización y gestión: consiste en la coordinación de toda el programa que no puede pasar por alto la definición de roles y asignación de responsabilidades.
Procesos: deben ajustarse a las posibilidades de la tecnología y los usos que se le quieren dar, siendo el nexo de unión entre infraestructura y proyectos.
Además de la planificación detallada que cubra todas las áreas expuestas en el apartado anterior, un proyecto de arquitectura orientada a servicios de éxito necesita garantizar que se satisfacen otras necesidades, que son las que harán que la repercusión de SOA sea la esperada:
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