Al hablar de calidad de la información es frecuente que aparezcan términos como la verificación y la validación de datos. Ambos métodos contribuyen a aumentar la fiabilidad de cada bit de información disponible, y la aplicación de los dos conjuntos de técnicas es necesaria aunque, la validación de datos suele resultar un poco más compleja.
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En primer lugar, el motivo fundamental por el que se da esta diferencia es el hecho de que una verificación puede llevarse a cabo sobre los datos contenidos en una base de datos sin necesidad de tener que recurrir a ningún otro elemento. La única excepción se daría en los casos en que no se incluyeran especificaciones de metadatos o reglas de negocio.
Sin embargo, la validación de datos requiere necesariamente referencias procedentes del exterior del database. Y, aquí entra en juego otro de los aspectos que añaden ese nivel extra de complejidad a un proceso de este tipo, ya que en este cotejo de la información con la que se obtiene de fuentes externas, se necesita evaluar los datos en base a:
Esto significa que, no sólo habrá que saber escoger la herramienta correcta para la realización del proceso de validación de datos, sino que también será preciso poder contar con los perfiles que puedan contribuir al resultado final aportando más valor, que no son otros que:
En la práctica, a la hora de poner en marcha un proceso de validación de datos es conveniente observar las siguientes recomendaciones:
Por último, es conveniente registrar suficiente documentación e información sobre el proceso (así como acerca de las herramientas utilizadas y personas implicadas en él) para cubrir las necesidades futuras que puedan surgir.