La integridad de datos es un punto crítico en la gestión de la información. La alineación con la estrategia de la organización o el incremento de los niveles de seguridad de la información son sólo algunas de las bondades de que se pueden beneficiar quienes conocen y controlan este atributo de la calidad del dato. Medición y automatización ponen en el camino correcto para la integración de sistemas y confiabilidad de los datos en un entorno de cohesión.
En base a su importancia, puede concluirse que:
La regla GIGO (Garbage in – Garbage out), que afirma que la introducción de datos erróneos genera resultados erróneos, tiene la misma vigencia hoy que cuando fue formulada, hace 60 años. La diferencia entre aquella época y la actual, a este respecto, sólo radica en el crecimiento exponencial del volumen de los datos digitales.
La no aplicación de métricas sobre la integridad de los datos debería considerarse un obstáculo.
En la medida en que el gobierno de datos no reciba un grado de atención adecuado, las organizaciones estarán expuestas a graves riesgos que podrían afectar a sus operaciones, su situación financiera, su capacidad de cumplimiento y su reputación.
La meta debe ser combinar tecnología con normas y buenas prácticas de forma fluida y sin estridencias.
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