Con el ROI nos estamos refiriendo concretamente al retorno de la inversión generada por las aplicaciones para gestión de datos.
Básicamente, nos estamos preguntando pues, cuánto retorno de la inversión generamos desarrollando una aplicación propia o bien comprando una plataforma a terceros.
En el caso de los desarrollos a medida, al ser proyectos largos, la funcionalidad suele salir al mercado tarde, lo que supone pérdidas de ingresos comparados con una instalación de software ya desarrollada.
En el cálculo de ambos, es necesario incorporar no sólo el coste, sino también la variable ‘time to market’ con el objeto de contemplar esos ingresos no contemplados.
Otra forma de medir el ROI sería en base a los costes asociados a los FTE’s necesarios para abordar el proyecto versus el software, ya que a los costes de los FTE’s habría que sumar previsiones por despido así como gastos asociados por consumo de luz, agua, etc.
Por lo tanto, al tener costes ocultos no contemplados habitualmente, el ROI es mejor cuando se opta por aplicaciones ya desarrolladas.