La eficacia en la protección de datos sensibles pasa por la monitorización del acceso y el uso que se da a los sistemas, pero también de la política que se ha implantado para conseguirlo.
Este seguimiento permite saber si realmente esa política está funcionando o si, por el contrario, es necesario adaptarla a nuevas circunstancias. Para ello hay que averiguar si el software o la solución a nivel de sistema que se están utilizando son útiles de verdad.
Visualizar toda la información de esta manera permite llevar un control continuo que posibilita reaccionar a tiempo cuando se observa que algún ítem está evolucionando en una dirección que no es la correcta. Para ello es necesario: