La protección de la información sensible de una empresa se desarrolla en el ámbito de un marco regulador que es el que establece los límites.
Este marco regulador es solamente uno, pero proviene de tres fuentes diferentes que se complementan:
El enmascaramiento de datos significa esencialmente la capacidad de reemplazar los datos sensibles de una empresa con un equivalente no-sensible y "enmascarado", manteniendo la calidad y consistencia necesarias para asegurar que los datos enmascarados siguen siendo valiosos para analistas operacionales o desarrolladores de software.
El GDPR, que se convierte en ley en 2018, eleva dramáticamente su relevancia e importancia.
El enmascaramiento de datos representa el estándar de facto para lograr datos anónimos, especialmente en los entornos de datos de no producción utilizados para el desarrollo de software, pruebas, formación y el análisis. Al reemplazar datos sensibles por datos ficticios pero realistas, las soluciones de enmascaramiento neutralizan el riesgo de datos mientras se preserva el valor de los datos para uso no productivo.
El enmascaramiento de datos transforma irreversiblemente los datos sensibles para eliminar el riesgo de las amenazas internas y externas.
Mientras que el enmascaramiento de datos proporciona a las organizaciones una herramienta que se ajusta a los desafíos clave que emergen del GDPR, las empresas deben aplicarlo con un enfoque que involucre una mayor conciencia de cómo los datos cambian y se mueven con el tiempo y cómo controlarlos mejor.
Toda empresa ha de ser capaz de sintetizar la legislación vigente de aplicación en su país, adaptándola y completándola con aquellas normas más específicas que, basándose en su actividad profesional, garantizan la protección de los datos sensibles.