La cara humana del Big Data

fkjo bnkhigfh kfigh ighiu


describe the imageEl Big Data no sólo ha cambiado radicalmente la manera de hacer negocios. La revolución tecnológica de los grandes datos afecta de forma importante a la sociedad en general y, de forma inevitable, también al ser humano.

Eric Schmidt, el que fue CEO de Google, utiliza una imagen muy gráfica sobre lo que significa este creciente océano de datos cuando afirma que hasta el año 2003 hubo 5 exabytes de información creados desde el amanecer de la civilización hasta hace apenas una década. Actualmente, sin embargo, se genera mucha más información tan sólo cada dos días, y el ritmo es imparable.

El mundo virtual en el que todo está conectado con todo, no sólo las personas sino las mismas máquinas mediante dispositivos y sensores, nos trae una revolución digital que tiene una clara y profunda dimensión humana todavía difícil de definir.

"La gente no está lista para la revolución tecnológica que va a afectarles, en la que se van a ver inmersos", pronostica Schmidt, en referencia al nacimiento de una sociedad interconectada o Internet de las cosas que transformará la vida cotidiana de los seres humanos en un futuro próximo.

La cara y la cruz del Big Data

El mismo concepto de Internet de las cosas no es nuevo. El término fue acuñado por Kevin Ashton en 1999, investigador del Massachusets Institute of Technology (MIT), anticipándose a un fenómeno entonces incipiente, de crecimiento imparable.

Como dicen algunos expertos, el planeta ha desarrollado repentinamente una especie de sistema nervioso alimentado por el nuevo pulso electrónico que procede de esos miles de millones de aparatos conectados a internet, donde también las redes sociales ponen en contacto a las personas para intercambiar información.

Para 2015 se calcula que habrá unos 6.000 millones de dispositivos conectados a la red, y la cifra se habrá quintuplicado para 2020, de acuerdo con Gartner. Será gigantesca, casi omnipresente la red de objetos que podrán comunicarse de forma autónoma, capaces de tomar decisiones inteligentes, de registrar nuestros hábitos y, en suma, de hacernos la vida más fácil.

Entre otros estudios similares, un informe de la consultora McKinsey señala que Internet de las cosas será uno de los fenómenos tecnológicos de mayor impacto en un futuro cercano. Las consecuencias de medir, analizar y visualizar en tiempo real lo que está ocurriendo, de poder procesar enormes cantidades de datos es algo inédito en la historia de la humanidad, y sus efectos tendrán un revolucionario impacto en nuestra vida, tanto de forma positiva como negativa.

El nacimiento de una sociedad interconectada promete un mundo feliz que dibuja un futuro en el que los sistemas de automatización domésticos trabajarán de forma remota y en conexión con las redes sociales.

Ayudará a la ciencia a avanzar en las más diversas áreas, lo que permitirá desde diagnosticar enfermedades o prevenir epidemias hasta, por ejemplo, hasta conseguir resultados espectaculares gracias al análisis masivo de estadísticas en los más variados campos, como el deporte, la política, la industria o el marketing.

Pero no todo es de color de rosa. El nuevo enfoque que brinda Big Data, ese "tercer ojo", como lo define Rick Smolan, autor del libro The Human Face of Big Data, también tiene un lado oscuro que poco tiene que ver con innovar y optimizar productos, mejorar nuestra salud, gestionar nuestras ciudades o tener una vida más confortable.

Un futuro incierto

Si por un lado el Big Data nos ayuda a ver las cosas de una forma totalmente nueva, a afrontar los "retos, desafíos y problemas que aquejan a la humanidad a consecuencia de informaciones erróneas", según Smolan, por otro esta misma luz llega tamizada por unas nubes negras que amenazan tormenta.

De igual manera que los datos crecen exponencialmente y aumenta su potencial a la hora de utilizarlos para tomar mejores decisiones, también lo hace el riesgo de un mal uso de los mismos. No nos son ajenos los problemas de seguridad, riesgo de piratería o de intrusión en la privacidad al más puro estilo orwelliano, vigilados por el ojo de Gran Hermano, y son muchos los ejemplos de uso de la información en perjuicio de las personas.

En este sentido, Big Data es "un arma de doble filo", como afirma Paul Marsden, psicólogo especializado en estrategia digital. Las nuevas reglas del juego nos da las riendas de nuestras vidas, "y ello está vinculado con el bienestar y la felicidad" pero al mismo tiempo "Internet de las cosas quita el poder a la gente", y esa privación de poder está relacionada con la frustración y la ansiedad, asegura el experto.

El futuro es contradictorio y, sobre todo, incierto, pero hay algo seguro: Internet de las cosas "ya está aquí, no es ciencia ficción", nos recuerda James Kirkham, socio gerente de Leo Burnett. "El próximo gran paso es saber cómo lo aprovechamos los vendedores y cómo nos abrazamos a él los ciudadanos", concluye.

 

Post relacionados:

 

New Call-to-action

Fuente imagen: Nutdanai / FeeDigitalPhotos.net

Artículos relacionados

Subscríbete a nuestro blog y recibe las últimas actualizaciones sobre gestión de datos.

Descubre contenido nuevo todos los días para profundizar la transformación digital en tu organización.